¿Cómo la ansiedad y la depresión impactan en nuestra memoria? Explorando las conexiones entre el estado emocional y la cognición

En el ajetreo de la vida moderna, es común experimentar pequeños olvidos. Seguro que todos hemos experimentado esos momentos de: ¿Dónde dejé las llaves? ¿Qué era lo que iba a hacer? A veces, estas pequeñas pérdidas de memoria pueden pasar desapercibidas, ¿pero qué sucede cuando se vuelven más frecuentes y preocupantes? Las quejas subjetivas de memoria, donde percibimos que nuestra memoria no está funcionando como solía hacerlo, pueden tener un impacto significativo en nuestra calidad de vida. Pero, ¿qué papel juegan ciertos problemas psicológicos sobre la ansiedad y la depresión en este escenario?

Entendiendo las quejas subjetivas de memoria (QSM)

Las quejas subjetivas de memoria son experiencias comunes para muchas personas. Son esos momentos en los que nos damos cuenta de que nuestra memoria no es tan aguda como solía serlo. Puede que nos cueste recordar nombres, fechas importantes o detalles cotidianos. A menudo, estas quejas no se correlacionan directamente con pruebas objetivas que midan deterioro cognitivo significativo. Entonces, ¿qué las causa?

La investigación sugiere que varios factores pueden contribuir a las quejas subjetivas de memoria. En primer lugar, el envejecimiento natural del cerebro puede desempeñar un papel. A medida que envejecemos, es común experimentar cambios en nuestra función cognitiva, incluida la memoria. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el envejecimiento no es la única causa de las quejas de memoria. De hecho, personas de todas las edades pueden experimentar estos problemas.

Otro factor importante a considerar es el estado emocional de la persona. La ansiedad y la depresión, en particular, pueden tener un impacto significativo en nuestra capacidad para recordar información. Cuando estamos ansiosos, es como si nuestra mente estuviera en constante estado de alerta, saltando de un pensamiento a otro. Esta constante preocupación y distracción pueden dificultar la concentración y la retención de información. ¿Quién no ha experimentado esa sensación de "mente en blanco" en un momento de estrés intenso?

Entendiendo la sintomatología ansioso-depresiva

La sintomatología ansioso-depresiva se refiere a un conjunto de síntomas que incluyen tanto manifestaciones de ansiedad como de depresión. Estas dos condiciones de salud mental, la ansiedad y la depresión, son trastornos distintos pero a menudo coexisten y pueden presentarse simultáneamente en una persona. La sintomatología ansioso-depresiva puede variar en intensidad y duración de una persona a otra, pero generalmente implica una combinación de síntomas de ansiedad y síntomas de depresión.

Es importante tener en cuenta que no todas las personas experimentan los mismos síntomas y que la sintomatología ansioso-depresiva puede variar en su presentación y gravedad de una persona a otra. Si experimentas síntomas de ansiedad o depresión que afectan tu vida diaria, es importante buscar ayuda profesional de un médico, psicólogo o psiquiatra para recibir un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

Síntomas de ansiedad

  • Preocupación excesiva: Una característica central de la ansiedad es la preocupación intensa y persistente sobre eventos futuros, problemas cotidianos o situaciones específicas. Esta preocupación puede ser difícil de controlar y puede interferir con el funcionamiento diario.

  • Nerviosismo y tensión muscular: Las personas con ansiedad suelen experimentar sensaciones de nerviosismo, inquietud o tensión muscular. Pueden sentirse inquietos e incapaces de relajarse.

  • Síntomas físicos: Los síntomas físicos de la ansiedad pueden incluir palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, molestias abdominales o dolores de cabeza.

  • Dificultades de concentración: La ansiedad puede dificultar la concentración y la toma de decisiones, ya que la mente está constantemente preocupada y distraída.

  • Irritabilidad: Las personas con ansiedad pueden ser más propensas a la irritabilidad, especialmente debido a la tensión y la preocupación constante.

Síntomas de depresión

  • Tristeza persistente: La depresión se caracteriza por sentimientos persistentes de tristeza, vacío o desesperanza. Esta tristeza puede ser profunda y duradera, y no está necesariamente relacionada con eventos específicos.

  • Pérdida de interés o placer: Las actividades que solían ser placenteras pueden volverse menos gratificantes para alguien con depresión. Pueden perder interés en pasatiempos, relaciones sociales o actividades que antes disfrutaban.

  • Fatiga y pérdida de energía: La depresión puede provocar una sensación abrumadora de fatiga y falta de energía, incluso después de descansar adecuadamente. Las tareas cotidianas pueden parecer abrumadoras y agotadoras.

  • Cambios en el apetito o el peso: Las personas con depresión pueden experimentar cambios en el apetito, lo que puede resultar en pérdida o aumento de peso significativo. Pueden tener poco interés en la comida o recurrir a la comida como una forma de consuelo.

  • Problemas de sueño: La depresión puede afectar el patrón de sueño, causando insomnio o, en algunos casos, hipersomnia (dormir en exceso).

  • Sentimientos de inutilidad o culpa: Las personas con depresión pueden tener una autoestima baja y sentimientos de inutilidad o culpa excesiva, incluso cuando no hay razones objetivas para sentirse así.

Síntomas comunes ansioso-depresivos

  • Pensamientos negativos recurrentes: Tanto la ansiedad como la depresión pueden estar asociadas con pensamientos negativos recurrentes, autocríticos o catastróficos sobre uno mismo, el mundo o el futuro.

  • Dificultades en las relaciones interpersonales: La sintomatología ansioso-depresiva puede afectar las relaciones personales y sociales, ya sea por el aislamiento causado por la depresión o por la irritabilidad y la preocupación excesiva asociada con la ansiedad.

  • Dificultades en el rendimiento laboral o académico: La ansiedad y la depresión pueden interferir con el rendimiento en el trabajo o en la escuela debido a la dificultad para concentrarse, la fatiga y la falta de motivación.

La intersección entre salud mental y memoria

La ansiedad y la depresión son dos problemas de salud mental que pueden influir profundamente en la forma en que nuestro cerebro procesa la información. Comencemos con la ansiedad. Cuando estamos ansiosos, es como si nuestra mente estuviera en constante estado de alerta, saltando de un pensamiento a otro. Esta constante preocupación y distracción pueden dificultar la concentración y la retención de información. ¿Quién no ha experimentado esa sensación de "mente en blanco" en un momento de estrés intenso?

Pero la relación entre la memoria y la salud mental no es unidireccional. Es decir, no solo la ansiedad y la depresión pueden afectar nuestra memoria, sino que nuestras preocupaciones sobre la pérdida de memoria también pueden aumentar nuestros niveles de ansiedad y depresión. La preocupación constante por olvidar cosas importantes puede generar un ciclo de estrés y preocupación, lo que, a su vez, empeora la memoria y desencadena aún más ansiedad.

Además de afectar la memoria específicamente, la ansiedad y la depresión pueden influir en nuestro funcionamiento cognitivo en general. Por ejemplo, la depresión puede reducir nuestra motivación y energía, lo que afecta directamente nuestra capacidad para recordar información. Cuando nos sentimos deprimidos, es posible que nos resulte difícil concentrarnos en tareas simples, y mucho menos recordar detalles importantes.

Del mismo modo, la ansiedad puede provocar pensamientos acelerados y dificultad para concentrarnos, lo que también puede interferir con nuestra capacidad de recordar información. La rumiación constante sobre preocupaciones o pensamientos negativos puede llenar nuestra mente, dejando poco espacio para la codificación y retención de nuevos recuerdos.

Abordando las preocupaciones sobre salud mental y memoria

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? El primer paso es reconocer y abordar tanto los síntomas de ansiedad y depresión como las preocupaciones relacionadas con la memoria. Buscar ayuda profesional es un camino clave hacia la recuperación. Además, practicar técnicas de manejo del estrés y la ansiedad, como la meditación y el ejercicio regular, puede ayudar a reducir los síntomas y mejorar la función cognitiva. También es importante cuidar de nuestra salud en general. Una dieta equilibrada, ejercicio regular y un sueño adecuado pueden tener un impacto significativo en nuestra salud mental y nuestra capacidad para recordar información. Además, mantenerse socialmente activo y comprometido con actividades que nos apasionen puede ayudar a mantener nuestra mente activa y estimulada. 

Respecto a la salud mental, es fundamental buscar ayuda profesional para evaluar tus síntomas. Esto puede ayudar a determinar si existen trastornos de ansiedad o depresión subyacentes que estén contribuyendo a tus dificultades de memoria.

En cuanto a estrategias para mejorar la memoria, podemos realizar diferentes actividades como: 

  • Entrenamiento en memoria: Un psicólogo o terapeuta especializado puede proporcionar técnicas de entrenamiento en memoria diseñadas para mejorar la retención y recuperación de información. Estas técnicas pueden incluir ejercicios de memoria, mnemotécnicas y estrategias de organización.

  • Establecer rutinas y recordatorios: Mantener una rutina regular y utilizar recordatorios visuales o escritos, como listas de tareas o calendarios, puede ayudarte a recordar las cosas importantes y reducir la carga cognitiva.

  • Ejercicio mental: Mantener la mente activa con actividades que desafíen el cerebro, como rompecabezas, juegos de palabras, lectura y aprendizaje de nuevas habilidades, puede mejorar la función cognitiva y la memoria.

Por otro lado, para promocionar el bienestar de manera más general: 

  • Ejercicio regular: La actividad física regular puede ser muy beneficiosa para reducir los síntomas de la ansiedad y la depresión, así como para mejorar la función cognitiva y la salud cerebral en general.

  • Alimentación saludable: Mantener una dieta equilibrada rica en nutrientes puede proporcionar los nutrientes necesarios para el cerebro y el cuerpo, lo que puede ayudar a mejorar la memoria y el estado de ánimo.

  • Sueño adecuado: Priorizar un sueño adecuado y de calidad es esencial para la salud mental y la función cognitiva. Intenta mantener un horario regular de sueño y practicar hábitos saludables para dormir.

  • Manejo del estrés: Incorporar técnicas de manejo del estrés, como la meditación, la respiración profunda, el yoga o la atención plena, puede ayudar a reducir los niveles de ansiedad y promover un mejor estado de ánimo y una mayor claridad mental.

  • Apoyo social: Mantener conexiones sociales positivas y buscar apoyo emocional de amigos, familiares o grupos de apoyo puede ser beneficioso para la salud mental y el bienestar en general.

Al abordar tanto los síntomas de la ansiedad y la depresión como las dificultades de memoria, puedes trabajar hacia una mejoría integral en tu bienestar mental y cognitivo. Recuerda que el proceso de tratamiento puede ser individualizado y puede requerir tiempo y paciencia, pero es importante mantener la esperanza y buscar apoyo cuando sea necesario. No estás solo en este viaje. Reconocer y abordar tus preocupaciones sobre la memoria es el primer paso hacia una mejor salud mental y un mejor funcionamiento cognitivo.


Carmen Romeral Manzanares

Graduada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Europea de Madrid. Especializada en modificación de conducta, a través del análisis funcional de la misma, desde un enfoque conductual.

Andrea Rodríguez Pedrero

Graduada en Psicología por la UCM, con Máster en Neuropsicología y Psicología General Sanitaria, con el objetivo de seguir estudiando la relación existente entre el estado emocional de las personas con su rendimiento cognitivo.


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